sábado, 8 de noviembre de 2008

Los minutos más importantes de cada día

Hay un hecho bien cierto:
Te colme la felicidad o bien te abrume el sufrimiento,
el corazón necesita un segundo corazón.
La alegría compartida es siempre doble alegría,
y el dolor repartido es medio dolor.
(Christopher A. Tiedge)

Sus labios dibujaron una sonrisa, y en la sonrisa podía verse el alma, el alma guerrera que con heridas se levanta; el alma grata que regala lo que tal vez le hace falta; en la sonrisa el alma, la esencia y la esperanza… allí hay alegría sin motivo, alegría gratis, alegría por arte de magia. No dijo nada, no hizo falta, las palabras sobran cuando se habla con la mirada, simplemente sonrió y para iluminar una vida con eso basta.

Y es que a veces no se necesita nada más que un gesto para ser feliz, a veces lo único que se necesita es tener los ojos bien abiertos para notar lo que se tiene justo al frente; y darse cuenta que hay tantas cosas en la vida que son mero adorno, a veces nos hace falta un pinchazo en los dedos para poder sentir lo que tenemos entre las manos, y notar que hay luz aquí cerca y que se puede ser feliz con tan sólo gestos sinceros y verdaderos.

Las cosas pequeñas son las que más te llenan, las que parecen insignificantes, las que para otros ojos pasarían desapercibidas, pero tú estás aquí, tú las ves y las aprecias y luego forman parte de ti, y ves y sientes que esas cosas suceden muy a menudo en tu vida: un mensaje, una mirada, un apretón de manos, un abrazo, una notita, una palabra, un detalle…

O tal vez estar simplemente ahí, aunque no puedas decir palabra, brindar compañía, regalar un abrazo, devolver la sonrisa, pegar una palmada,… decir “vamos con fuerza!”, ofrecer tu hombro y secar las lágrimas.

Guardar en tu alma aquellas amistades, de esas que aunque se desaparezcan saben mutuamente que están ahí, y que se hacen presentes cuando las necesitas, de esas que al encontarse después de tanto tiempo te das cuenta que siguen siendo los mismos que recordabas, y en algunos casos seguir siendo esos niños que se ríen de las tonterías de la vida. Esas amistades con las que puedes tomarte unas cervezas y hablar tanto de la vida, hasta después no recordar si lo dijiste o lo pensanste.

Y reir, brincar!, bailar, conversar, bromear, hasta que sientas que no puedes más!… hay momentos tristes, es verdad, pero quince minutos de felicidad justifican cualquier día.

Y qué importa donde vivas o qué hagas?, Qué importa si tienes mucho o poco?, Qué importa si hay Sol o Luna llena, si el cielo se nubla o si está lleno de estrellas, Qué importa eso si eres capaz de ver la belleza de lo que te rodea, bien sea un árbol o una acera, Qué importa la edad que tengas y el tiempo que creas que te queda, no puedes dejar pasar un día sin esos quince minutos, no puedes, no es justo!… si uno puede ser feliz ya sea de día o de noche, con lujos o modestias, haga frío o calor: El viento sopla, el agua moja y el corazón ama. Vé y busca tus quince minutos cada día, o tal vez intenta compartirlos con alguien más, puede que estés de suerte y esos quince minutos sean los de ambos.

Extraido de:
"Los minutos más importantes de cada día"

♠Arialde10

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Los amigos son como las estrellas, no siempre los vemos pero sabemos que siempre estan ahi .