Maria era una linda niña de cinco años de ojos relucientes. Un día mientras ella visitaba la tienda con su mamá, Maria vio un collar de perlas de plástico que costaba $2.50 dólares.
¡¡Cuánto deseaba poseerlo!! Preguntó a su mamá si se lo compraría, su mamá le dijo:
- Hagamos un trato, yo te compraré el collar y, cuando lleguemos a casa, haremos una lista de tareas que podrás realizar para pagar el collar. Y No te olvides que para tu cumpleaños es muy posible que tu abuelita te regale un billete de un dólar ¡¡enterito!!, ¿Está bien?
Maria estuvo de acuerdo y su mamá le compró el collar de perlas.
Maria trabajó mucho con tesón todos los dias para cumplir con sus tareas, y tal como su mamá le había mencionado, su abuelita le regaló un billete nuevo de dólar para su cumpleaños.
En poco tiempo Maria canceló su deuda.
Maria amaba sus perlas, ella las llevaba puestas a todos lados, al Kinder, a la cama y cuando salía con su mamá hacer los mandados. El único momento en el que No las usaba era cuando se bañaba, su mamá le había dicho que las perlas con el agua le pintarían el cuello de verde!
Maria tenía un padre que la quería muchisimo. Cuando Maria iba a la cama, el se levantaba de su sillón favorito para leerle su cuento preferido.
Una noche, cuando terminó el cuento, le dijo: “¿Maria tú me quieres?”, Oh si papá tú sabes que te quiero.
“Entonces regálame tus perlas”.
“¡Oh papá! Mis perlas no. Pero te doy a Rosita, mi muñeca favorita ¿La recuerdas? Tú me la regalaste el año pasado para mi cumpleaños y te doy su ajuar también ¿Está bien papá?"
“Oh No hijita!, está bien, No importa” , dándole un beso en la mejilla, “buenas noches pequeña”
Una semana después, nuevamente su papá le preguntó al terminar el diario cuanto: “¿Maria, tú me quieres?”
“¡Oh si papá tú sabes que te quiero!”
“Entonces regálame tus perlas”
"¡Oh, papá mis perlas no ! Pero te doy a lazos, mi caballo de juguete, ¿Lo recuerdas? Es mi favorito, su pelo es tan suave y tú puedes jugar con el y hacerle trencitas. Tú puedes tenerlo si quieres papá"
“Oh no hijita, esta bien,” le dijo su papá dándole nuevamente un beso en la mejilla, “Dios te bendiga buenas noches y dulces sueños”
Algunos días después, cuando el papá de Maria entró a su dormitorio para leerle el cuento, Maria estaba sentada en su cama y le temblaban los labios, “Toma papá” dijo, y estiró su mano. La abrió y en su interior estaba su tan querido collar, el cual regaló a su padre.
Con una mano él tomó las perla de plástico y con otra extrajo de su bolsillo una cajita de terciopelo azul. Dentro de la caja había unas hermosas perlas genuinas. El las había tenido todo ese tiempo, esperando que su hija renunciara a la baratija para poderle dar la pieza de valor.
Y así es también nuestro padre celestial. El está esperando a que renunciemos a las cosas sin valor en nuestras vidas para podernos dar preciosos tesoros.
¿No es bueno el Señor? Esto me hace pensar en las cosas a las cuales me aferro y me pregunto qué es lo que Dios me quiere dar en su lugar?
Su amor siempre está contigo, sus promesas son verdad. Y cuando le damos a El todas nuestras inquietudes, tú sabes que el verá por nosotros.
Así que, cuando el camino por el que viajes parezca muy difícil solo recuerda que yo estaré aquí orando y Dios hará el resto.
“Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman”. (1ª Corintios 2:9)
Que Dios te bendiga en tus caminos.
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