viernes, 23 de noviembre de 2007

Iguales.

Cuentan que, hace muchísimos años, en un pequeño pueblo de Inglaterra sucedió algo que cambiaría para siempre la vida de tres muchachos.

Una mañana cuando iba de camino a la escuela, Mortimer divisó a un costado del bosque un enorme nogal cargado de nueces. Se acercó sigilosamente hasta el alambrado y evaluó de un vistazo las posibilidades de tomar alguno de esos frutos sin ser atrapado. Pero pronto se dio cuenta de que necesitaría ayuda.



Al llegar a la escuela les contó a sus futuros cómplices lo que había visto y decidieron dar el golpe esa tarde al salir de clase. Así fue. Mientras Mortimer vigilaba el sendero, uno de sus amigos hacía de pilón para que el más ágil y pequeño trepara por el tronco e hiciera caer las nueces.

Apenas Mortimer vio que un carro se acercaba, dio la alarma y los otros recogieron las nueces derribadas y salieron corriendo para encontrarse con Mortimer en el bosque. Allí vaciaron los bolsillos y miraron con satisfacción el montoncito de nueces conseguidas.

- Hay que repartirlas , dijo uno.

- Sí , dijo otro.

- ¿Cuántas son? , preguntó el tercero.

Eran 17. Los tres se miraron mientras buscaban alternativas en la tabla del 3: 3 x 4 = 12 ... 3 x 5 = 15 ... 3 x 6 = ¡18! Mortimer finalmente tomó la palabra.

- Ya que yo soy el que trajo el dato, creo evidente el reparto que hay que hacer es 5 para cada uno y las otras dos para mí.

- En todo caso -dijo el que había trepado-. Una para ti y otra para mí, porque si yo no hubiera subido...

- Un momento -interrumpió el tercero-, si yo no te sostenía no hubieras podido tomar ni una sola nuez. Así que...

Como no pudieron llegar a un acuerdo, decidieron preguntarle al viejo sabio que vivía en el claro del bosque. Lo encontraron en su cabaña y le explicaron el problema. El viejo preguntó:

- ¿Y quieren que yo reparta las nueces?

- Sí -respondieron los tres.

- ¿Y cómo quieren que lo haga? -preguntó el anciano- ¿Como a mí me parezca o naturalmente?

- No. Como a ti te parezca no. Queremos un reparto natural, lo más natural que puedas -dijeron los tres a coro.

El viejo contó las nueces y le dio al que había hecho de apoyo 11 nueces. Al que había trepado 4 y a Mortimer 2.

- ¿Qué es esto? -preguntaron ellos-, dijimos naturalmente, no como quisieras.

- Si yo lo hubiese hecho como yo quería, hubiese sido más equitativo. Hubiera puesto en manos de cada uno cinco nueces, hubiera abierto las restantes dos, hubiera agregado a vuestra tenencia media nuez más para cada uno y me hubiera comido la última mitad en pago a mi participación y para no favorecer a ninguno de los tres. Pero pedisteis que fuera un reparto natural. Pues bien, la naturaleza es así, a unos les da mucho, a otros algo menos y a algunos les concede casi nada.

Pasaron muchos años. Mortimer se volvió primero periodista de un importante diario del Reino Unido, luego jefe de redacción y después de mucho trabajo, dueño de la Gaceta Británica. El epígrafe de cada número, que era siempre el mismo, decía: "La realidad de la vida no es equitativa porque, por mucho que nos moleste, para lo que llaman suerte no todos somos iguales".

Iguales (4 Jul 07)

Tomado del Boletín Electrónico Buendía del 28 de Junio de 2007, del Consorcio de Centros Educativos Católicos del Perú

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Los amigos son como las estrellas, no siempre los vemos pero sabemos que siempre estan ahi .