Dije al guerrero:
¡Háblame de Dios!.
y el guerrero dejó sus armas.
Dije al dolor
¡Háblame de Dios!.
y el dolor se transformó en agradecimiento.
Dije a la fuente
¡Háblame de Dios!.
y el agua brotó.
Dije a la Madre
¡Háblame de Dios!.
y me dio un beso en la frente.
Dije a la mano:
¡Háblame de Dios!.
y la mano se convirtió en servicio.
Dije al enemigo:
¡Háblame de Dios!.
y el enemigo me tendio la mano.
Dije a la voz:
¡Háblame de Dios!.
y la voz no encontro palabras.
Dije a Jesús:
¡Háblame de Dios!.
y Jesús rezó un Padrenuestro.
Dije temeroso al sol poniente:
¡Háblame de Dios!
y el sol se ocultó sin decirme nada.
Pero al día siguiente,
al amanecer,
cuando abría la ventana,
ya me volvió a sonreír.
(FRAY MIGUEL ESTRADA )
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